A menudo ser un urbanita y pagano se convierte en una tarea casi incompatible. El paganismo está ligado al contacto con la naturaleza y a la celebración de sus ciclos. No es difícil ver la luna si habitas en la ciudad, a no ser que la polución haga que no veas ni por donde caminas. Pero la conexión con las plantas, los árboles y animales se hace a menudo complicado.
Si vives cerca del campo o la playa puedes tener mayor acceso a lo natural y salvaje pero si dispones de poco tiempo tiempo, no tienes coche o vives en una gran urbe, la cosa cambia. En mi pequeña cruzada para acercarme más a la madre naturaleza en la ciudad he trazado una serie de rutas para sentir esa conexión a pesar de las dificultades y de los quehaceres del día a día.
Crear un huerto urbano, mimarlo y recolectar sus frutos es un buen modo de acercarte a la naturaleza sin salir de tu hogar.
Si quieres tomar medida te animo a experimentar estas cinco rutas para conectar con la naturaleza en la ciudad.
Abre las ventanas de tu casa
Normalmente todas las mañanas abro las ventanas de mis casa para ventilar y para respirar aire fresco, todo lo fresco que es en la ciudad. Cuando necesito esa conexión miro al cielo y durante un rato examino si algún pájaro se cruza en mi campo de visión. Si es de noche observo el titilar de las estrellas y la flamante luna que asoma cada luna llena. Está lejos pero las siento muy cerca. En mi terraza tengo algunas plantas y también me gusta observarlas. A veces tienen visitantes, como alguna abeja o mariposa despistada. A pocos pasos de nuestra casa, incluso a veces dentro de ella se cuelan seres como arañas o polillas para recordarnos que no vivimos solos en nuestro hogar. Aunque le pongamos suelos paredes y ventanas la naturaleza está dentro de nosotros y traspasa barreras.
Da un paseo
Mi trayecto favorito es un camino peatonalizado que recorre un río a lo largo de varios kilómetros. Se llama el parque fluvial del Arga y es un camino rodeado de árboles y arbustos donde mucha gente va a caminar, correo o andar en bici. Cuando voy por este camino me siento lleno de energía y aunque haya tenido un día duro los problemas se desvanecen y al final del recorrido me siento pleno y lleno de felicidad. Explora nuevos caminos y sendas verdes. Estoy seguro que a pocos metros de tu casa encuentras ese lugar mágico que es el mejor cargador de pilas humana.
Observa el parque
Mi ciudad está repleta de caminos verdes y de parques llenos de césped, plantas, y árboles. Son pequeños pulmones en medio de la naturaleza. A veces están llenos de padres con niños y son ruidosos pero a pesar del jaleo se puede percibir que están llenos de vida. No es complicado ver como se acerca alguna tímida urraca o un pequeño gorrión. En primavera están llenos de flores silvestres como margaritas, dientes de león o amapolas. La naturaleza viste su manto de colores para inspirarnos y darnos un poco de alegría. Te animo a que salga al parque que hay más cerca de tu casa y a que observen como se produce una silenciosa danza.
Planta un huerto urbano
En los últimos años han surgido los huertos urbanos como una medida barata, ecológica y divertida de tener verdura y hortalizas en casa. Crear un huerto, mimarlo y recolectar sus frutos es un buen modo de acercarte a la naturaleza sin salir de tu hogar. Por otro lado si nunca has visto como crece un tomate o un pepino serás partícipe del crecimiento de simiente a producto y lo mejor de todo podrás degustarlo en tu cocina. Puedes utilizar un par de jardineras como huerto y utilizar un sistema de regadío casero como poner algunos bidones para recoger agua de lluvia o si usas el agua del grifo, déjala reposar en un recipiente abierto un par de días para que se evapore el cloro. Puedes comenzar a cultivar cultivos de ciclo corto (de un mes o mes y medio) como lechugas , espinacas o acelgas. Pocas cosas hay más agradecidas que plantar y saborear tus propias hortalizas.
Conexión con los árboles
No es difícil encontrar esa conexión sagrada con los árboles si estás cerca de un parque.
1- Escoge un árbol que te llame la atención.
2- Acaricia su corteza y pídele permiso. Si sientes que tu corazón se agita el árbol te habrá ofrecido su corazón.
3- Abre tu mente y confíale un secreto o pídele consejo.
4- Abrázalo o siéntate apoyando tu espalda sobre el.
5- Visualiza como te fundes con su naturaleza, como ambos formáis un solo ser.
6- Despídete y dale las gracias. Puedes darle una ofrenda como un poco de agua, alguna gema o pétalos de flores.
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